Encarna María Toral

Sobre el servicio

Espectro autista

TEA

¿Qué es el Espectro Autista?

Atendiendo a la definición actual de Espectro Autista (en adelante, TEA) que nos ofrece el manual de diagnóstico DSM-5, de la Asociación Americana de Psiquiatría, el TEA es un Trastorno del Neurodesarrollo en el que las personas con este diagnóstico, a pesar de constituir un grupo muy heterogéneo, comparten algunas características que constituyen el núcleo de esta condición como son las dificultades persistentes en la comunicación y la interacción social en diversos contextos así como la presencia de comportamientos, intereses o actividades restrictivas y repetitivas.

La intervención y tratamiento va a ser diferente, dependiendo de las características y necesidades individuales.

Como hemos comentado, las personas con TEA, constituyen un grupo muy diverso, cada una de estas personas son únicas como también lo somos aquellas que no presentamos este diagnóstico, por lo que el apoyo, la intervención y tratamiento va a ser diferente, dependiendo de las características y necesidades individuales de cada una de ellas.

El manual de diagnóstico DSM-5, diferencia tres niveles del TEA en función del grado de ayuda que la persona necesita, siendo el Grado 1 “Necesita ayuda”, Grado 2 “Necesita ayuda notable” y Grado 3 “Necesita ayuda muy notable”. Para confirmar el diagnóstico, los síntomas deben estar presentes desde la primera infancia y limitar o impedir el funcionamiento cotidiano. Las manifestaciones del TEA varían mucho según el grado, el nivel de desarrollo y la edad cronológica, de ahí el término espectro. El TEA incluye condiciones previamente llamadas autismo de la primera infancia, autismo infantil, autismo de Kanner, autismo de alto funcionamiento, autismo atípico, trastorno generalizado del desarrollo no especificado, trastorno desintegrativo de la infancia y Asperger.

Un alto porcentaje de personas con TEA también presentan discapacidad intelectual y/o del lenguaje. Por otro lado, es habitual que los adolescentes y adultos con TEA sin discapacidad intelectual, lleguen a consulta con síntomas de ansiedad y depresión sin que previamente hayan sido diagnosticados/as de TEA. En los últimos años, las frecuencias descritas en Estados Unidos y otros países, han llegado cerca del 1% de la población, con estimaciones parecidas a las muestras infantiles y de adultos. En España, no se sabe con seguridad el número de casos que existen, sin embargo, lo que sí se conoce, es que en los últimos años se ha constatado un aumento considerable de los casos detectados y diagnosticados y la prevalencia es similar a la de otros países (1 de cada 100).

Para poder realizar un tratamiento adecuado, es necesario llevar a cabo previamente una evaluación que va a permitir determinar la realidad que presenta el niño/a, adolescente o adulto/a que llega a consulta, así como detectar sus necesidades concretas para planificar una intervención más adecuada.

El proceso de valoración y diagnóstico para el TEA se realiza desde una perspectiva global y contextualizada de la persona, teniendo en cuenta toda su trayectoria vital, desarrollo temprano, funcionamiento y habilidades adaptativas en el ámbito familiar, social, académico y profesional. En consulta se lleva a cabo una evaluación especializada, contando con la certificación en las pruebas de diagnóstico para autismo y con una extensa experiencia en TEA de 15 años. Para ello, se utiliza en una primera fase la aplicación de pruebas generales y de screening (pruebas que requieren menor tiempo de aplicación para detectar rasgos y características que justifiquen una evaluación en mayor profundidad) y si se considera necesario, en base a los resultados obtenidos en la fase anterior, se continuará una segunda fase con la aplicación de las pruebas específicas para autismo y la aplicación de pruebas complementarias que ayuden a determinar las necesidades y a planificar la intervención.

Además de las pruebas que nos ayudan en la valoración y diagnóstico, se tienen en cuenta otros factores que en ocasiones no se reflejan en éstas y que deben considerarse como los factores externos que puedan estar influyendo en la sintomatología, las características del entorno, estructura familiar, experiencias, personalidad y desarrollo emocional.

El diagnóstico es importante en la medida que ayuda tanto a la familia como a la propia persona con TEA a conocerse mejor (en el caso de adolescentes, jóvenes y adultos) a comprender las causas de algunos de sus comportamientos, preocupaciones, vivencias, emociones y a organizar y planificar una intervención y tratamiento más acertado e individualizado para la persona con TEA y su familia.

Es importante destacar la valoración y diagnóstico del  Espectro Autista en mujeres y niñas, ya que el “TEA en femenino” aún resulta desconocido en casi todos los ámbitos de la sociedad, especialmente cuando se trata de niñas y mujeres con buenas capacidades verbales y cognitivas. Ellas suelen pasar desapercibidas y no ser diagnosticadas de forma temprana, por lo que no reciben el apoyo y la intervención adecuada a sus características y necesidades.

Para una mayor información sobre el TEA en femenino, podéis entrar al blog en el siguiente enlace donde encontraréis artículos y recursos específicos para niñas y mujeres con TEA. El autismo femenino: dificultades para el diagnóstico y acceso a la ayuda profesional.

Los diferentes programas de estimulación y apoyo en infancia y adolescencia están en constante desarrollo. Se ha evolucionado hacia la contextualización de los aprendizajes, hacia la enseñanza de habilidades útiles para el funcionamiento autónomo y adaptativo en todos los contextos. Cada persona con TEA desarrolla competencias y necesidades diferentes que requieren una atención óptima, independientemente del entorno en el que se desarrolle. En consulta se trabaja ofreciendo una atención centrada de forma específica en la persona con TEA, evitando la aplicación de “medidas estándar». Las necesidades de las personas con TEA van variando a lo largo del ciclo vital, por lo que se interviene desde la sensibilidad hacia sus características y momento personal. De esta manera, la forma en la que se abordan las actividades y se diseñan los apoyos varía atendiendo al desarrollo individual de cada niño/a o adolescente con TEA.

Por este motivo, desde la formación y experiencia desarrollada durante 15 años de trabajo con personas con TEA, cada intervención se planifica de forma específica, atendiendo a las necesidades particulares de cada persona, aplicando la metodología adecuada para ello, priorizando la intervención centrada en la persona y la familia.

Vamos a destacar las áreas prioritarias de intervención que se trabajan, siempre favoreciendo la generalización de los aprendizajes a otros contextos naturales de forma coordinada con el centro educativo, familia y otros entornos en los que se desenvuelve la persona:

  1. Desarrollo socioemocional:
    1. Desarrollo de relaciones de amistad y desarrollo del juego a través de sesiones individuales y grupales.
    2. Desarrollo de la comprensión y expresión emocional.
    3. Desarrollo de habilidades mentalistas.
  2. Comunicación y lenguaje:
    1. Desarrollo de los prerrequisitos del lenguaje.
    2. Uso de Sistemas Aumentativos y/o Alternativos de Comunicación cuando es necesario.
    3. Desarrollo de la lecto-escritura.
    4. Abordaje de habilidades conversacionales.
    5. Comprensión literal y lenguaje adecuado al contexto.
    6. Prosodia y fluidez en el habla.
  3. Flexibilidad de acción y pensamiento:
    1. Tratamiento del estrés y ansiedad.
    2. Inflexibilidad mental y comportamental.
    3. Orientaciones y derivación a servicios especializados para el abordaje de los problemas sensoriales.
  4. Dificultades de aprendizaje:
    1. Estrategias para mejorar el aprendizaje en el centro educativo.
    2. Promover los puntos fuertes en el aprendizaje.
  5. Problemas de conducta:
    1. Abordar conductas disruptivas en distintos contextos.
  6. Orientación escolar y continuidad formativa después de la ESO.
  7. Tratamiento de las situaciones de acoso.

Las razones por las que una persona con TEA en esta etapa o sus familiares, acuden a servicios de apoyo son muy variadas; entre las más comunes destacan:

  1. Sentimientos de soledad y necesidad de contar con un grupo social con el que identificarse y relacionarse.
  2. Síntomas de ansiedad y depresión. Dificultad para manejar situaciones sociales y/o de conflicto.
  3. Sentimientos de frustración ante sus dificultades para el desarrollo de aspectos organizativos de su vida cotidiana.
  4. Necesidad de flexibilizar determinados patrones de conducta que le ayuden en su adaptación laboral, académica o en otros contextos.
  5. Demanda de apoyo para concienciar y crear contextos y entornos autism friendly.

Las áreas que se trabajan desde consulta para la mejora de estos aspectos son las siguientes:

  1. Apoyo y asesoramiento posterior al diagnóstico tardío.
  2. Grupo terapéutico de mujeres adultas en el espectro autista. 
  3. Grupo terapéutico mixto de adultos en el espectro autista. 
  4. Mejora de las funciones ejecutivas:
    1. Adquirir mayor autonomía en actividades cotidianas.
    2. Autocuidados.
    3. Desarrollo de habilidades de afrontamiento, toma de decisiones y resolución de problemas.
  5. Mejora de habilidades para la vida independiente.
  6. Gestión y autorregulación emocional. 
  7. Orientación para cursar estudios superiores.
  8. Orientación y derivación a servicios especializados en programas de transición a la vida adulta, formación profesional y laboral.
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