Encarna María Toral

Encarna María Toral
Camuflaje en la neurodivergencia
julio 9, 2025

Suscribo algunas partes de lo escrito por Bea Sánchez (www.mamavaliente.es) sobre el camuflaje en autismo, TDAH y altas capacidades intelectuales.

“El camuflaje es casi siempre inconsciente. Uno no aprecia que la simulación empieza por dejar de quejarse de pequeño, por consentir escenarios que nos incomodan, por esconder los desafíos evidentes, por tragar lágrimas. La historia personal del camuflaje se escribe con pequeñas palabras como “vale”, “me encantaría” y “allí nos vemos”. Este doblegarse ocurre de forma lenta y sostenida en el tiempo y se ejercita en paralelo a la consciencia de ser diferente y el miedo a verse solo”.

“Por tanto, el camuflaje social se convierte en su sistema de autoprotección ante el posible rechazo y se fortalece a medida que esa posibilidad de rechazo se hace tácita con la experiencia. Si además eres una persona especialmente sensible, no te harán falta muchas negativas para comenzar a curvarte cual cochinilla”.

Define muy bien lo que significa vivir con una máscara, algo tan usual, prácticamente automático, con lo que viven y “sobreviven” muchas personas con una condición neurodivergente, como el autismo, altas capacidades, TDAH, dislexia, etc.

El acto de camuflarse comprende una serie de estrategias para ocultar, minimizar o compensar los rasgos inherentes a la neurodivergencia. De forma consciente o inconsciente, se actúa con la intención de aparentar un procesamiento normotípico. Y, en suma, no destacar por sus notables diferencias. Se trataría de camuflar sus indicadores neurodivergentes y camuflando tanto sus desafíos como sus intensas pasiones.

Para los autistas, implica por ejemplo, ocultar necesidades sensoriales como reprimir su incomodidad ante el contacto físico, luces, ruidos, olores e incluso temperaturas por las que la persona autista evita quejarse, se dedica a sostener y anular.

Para las personas con altas capacidades, si bien su condición podría contemplarse como algo positivo, no se escaparían de una posible marginación social y el rechazo de los iguales. “Pocas cosas causan más temor al necio que la inteligencia y es posible que la historia de una persona con esta condición, se defina por una boca cerrada en más ocasiones de las que le hubiera gustado”. También podrían enmascarar con el objetivo de reducir las expectativas creadas en torno a su habilidad, evitar destacar para reducir los celos y la diferenciación con los iguales.

En el TDAH, las personas también pueden llevar a cabo estrategias de camuflaje social como por ejemplo, suprimir su necesidad de movimiento, no hablar demasiado para no interrumpir llevando un cuidado extremo en lo que dice, revisar constantemente sus pertenencias para comprobar que no las ha perdido, usar alarmas y recordatorios constantes para compensar su realidad organizativa, etc.

La cuestión está en el coste emocional que esto implica para la persona, lo agotador que resulta vivir haciendo un esfuerzo sostenido “para parecer normal”. Para adaptarse a la media, a lo mayoritario, a lo “socialmente aceptado”, a lo “que se supone que se espera de mí en cada contexto social”. Este esfuerzo no es gratuito, adormece la esencia de la persona, lo que realmente es, provocando en ocasiones, sentimientos de tristeza, vacío, ansiedad, cansancio extremo…

Muchas personas están tan acostumbradas a reproducir este mecanismo que ni siquiera son conscientes de que están enmascarando porque su máscara se ha fijado tanto a su piel que ya no se reconocen a sí mism*s.

Por eso es importante hablar de masking, de camuflaje social, de conductas compensatorias, asimilación, imitación, enmascaramiento, etc. para  conocer estos términos e identificarlos, tomando  conciencia del efecto emocional que tienen para cada persona y especialmente, y con más intensidad, en cada una de las personas con una condición neurodivergente. Es importante diferenciar la máscara del sí mism*s y aprender un nuevo camino, “aprender a ser lo que se es realmente”.