Encarna María Toral

Encarna María Toral
¿Cómo mejorar la relación con mi hijo/a adolescente? una mirada existencial
agosto 23, 2020
Consultando uno de mis libros favoritos sobre adolescencia, “una mirada existencial a la adolescencia”, de Julián Felipe Almario, he releído un capítulo dedicado a padres, donde ofrece unas pautas clave para favorecer el sentido de vida y las buenas relaciones con adolescentes.
Ansiedad en la adolescencia. Un relato en primera persona

Es importante tener en cuenta que, al describir pautas generales, es necesario adaptarlas a cada situación particular. En este caso, habrá que determinar las características específicas de cada adolescente o joven que se pretende ayudar.

De forma resumida, voy a explicar y adaptar estas recomendaciones para padres:

  • Jugar a “encontrarlos haciendo cosas positivas”

Los adultos tenemos tendencia a dirigir nuestra atención hacia los defectos y fallos que pueden cometer los chicos/as y pasar por alto los logros y sus cualidades. “Jugar a encontrarlos haciendo cosas positivas”, es una invitación a cambiar esa actitud negativa del adulto hacia el/la adolescente y conseguir ver lo positivo que hay en ellos/as, decirle comentarios del tipo “me gusta lo que has hecho”, “buena idea, no se me habría ocurrido”, “estoy muy contenta porque esto ha debido de suponer un esfuerzo importante para ti”, etc.

  • Recompensar sus logros

No tienen por qué ser objetos materiales, existen otro tipo de recompensas que tienen valor para ellos/as y que tienen que ver con reconocimientos verbales, muestras de afecto como dar un abrazo o facilitarle el acceso a experiencias nuevas que les permitan aprender y compartir.

  • Promover la práctica de encuentros familiares y con amigos/as

Los encuentros familiares y/o con amigos/as, ofrecen un espacio de convergencia donde se comparte de forma implícita la adherencia del grupo a unos valores y creencias compartidas. Esta adherencia permite estrechar vínculos afectivos entre sus integrantes y fortalecer la sensación de ser parte de algo, una comunidad que brinda soporte emocional y ayuda al desarrollo de la identidad.

En este punto es importante añadir un matiz, y es que esto será positivo en la medida que los valores y creencias compartidas del grupo se desarrollen dentro de un marco democrático, respetuoso y sano, donde se valore la diversidad y las particularidades de cada miembro, porque de no ser así, conseguiríamos el efecto contrario y sería fuente de conflictos intrapersonales e interpersonales.

  • Mantener el contacto, permitiendo independencia

La presencia tanto afectiva como física de los padres y madres es muy importante en esta edad, sin embargo, es fundamental lograr un equilibrio entre no ser demasiado asfixiantes e invasivos de su privacidad, pero tampoco caer en un alejamiento excesivoEs importante, por ejemplo, conocer a qué tipos de contenidos están accediendo en Internet, con qué personas establecen relaciones en las redes sociales, etc. desde una mirada curiosa pero no inquisidora, sin juzgar, informándole y explicándole los riesgos que pueden tener determinados comportamientos sin imponer ni mostrar una preocupación excesiva.

  • Promover la capacidad de disfrutar las cosas sencillas de la vida

Para conseguir esto, es importante actuar como modelos para ellos/as desde la infancia, proponiendo realizar distintas actividades en familia, como pasear, montar en bicicleta, salir a la montaña, preparar un postre…estas actividades propician espacios de convergencia fuera de la rutina del día a día y pueden favorecer el establecimiento de un tipo de comunicación diferente.

Aunque podemos recurrir a muchas actividades, al mismo tiempo, se requiere de algo elemental y es que los padres y madres deben tener una actitud apropiada y disfrutar de estas actividades, si no, ¿cómo podríamos estimular en los jóvenes la capacidad de disfrutar en familia de las cosas sencillas de la vida si los adultos no podemos contagiarlo?…el resultado sería hijos/as apáticos/as tremendamente exigentes manteniendo una actitud de insatisfacción permanente.

En este sentido, es muy importante que los padres puedan reconocer el papel que juegan en el asunto y así poder modificarlo, dando ellos mismos las pautas para promover el disfrute, realizando comentarios del tipo “me encanta lo que estamos haciendo hoy”, “pensaba que ya lo conocía todo de este lugar, pero me ha sorprendido otra vez, lo he pasado genial”, “mira qué paisaje, desde aquí podemos ver…”.

  • Contagiar el sentido de vida

El adulto/a que mantiene una actitud alegre, optimista, proactiva y agradecida ante la vida, se convierte de forma natural en un modelo de inspiración para los jóvenes, y esta actitud ejerce inclusive un efecto magnético, pues las personas – no solo los jóvenes- quieren estar junto a alguien así.

Pero, ¿qué inspiración podría encontrar un/una joven en un adulto que vive renegando y maldiciendo su suerte, que es pesimista, que espera siempre que pase lo peor, que se percibe a sí mismo como una víctima de las circunstancias externas?Es importante aclarar que convertirse en un modelo de inspiración no es similar a convertirse en un modelo de éxito laboral. Muchas personas han alcanzado metas muy ambiciosas en el ejercicio de su profesión, pero a pesar de ello, se sienten vacías.

Inspirar la realización del sentido implica reflejar una capacidad natural de disfrutar y emocionarse ante las cosas pequeñas de la vida, valorar lo que se tiene y sentirse agradecido/a por ello; hacer de las circunstancias adversas una oportunidad para el crecimiento y fortalecimiento. No se trata por tanto, de indicar a otros el camino que lleva hacia el sentido de vida porque cada uno/a, tiene un camino único y particular, se trata de mostrar una forma de caminar que inspira a otros a encontrar el propio camino hacia el sentido.

  • Promover la trascendencia

En este punto, entramos en un terreno de mayor profundidad y es el que cuenta, probablemente, con mayor carga psicológica.

Con frecuencia, los jóvenes se encuentran frustrados/as y a veces, incluso deprimimos debido a una situación empobrecida de lo que se supone deberían hacer con su vida. Algunos lo resumen diciendo algo así como «vinimos a este mundo a estudiar mucho, para conseguir un trabajo que nos permita ganar mucho dinero, para poder comprar muchas cosas y eso es todo».

A esta frustración subyace una necesidad de hacer de la vida algo más valioso y significativo que permita a los jóvenes tener la sensación de que su paso por el mundo sea algo que realmente valga la pena y aquí es donde aparece el concepto de trascendenciaVíctor Frankl, padre del análisis existencial y fundador de la logoterapia, utilizaba una metáfora para referirse a esta idea que hemos expuesto, diciendo que un avión puede funcionar muy bien desplazándose en el suelo porque tiene ruedas, pero se convierte realmente en avión, cuando logra despegar y azar el vuelo, pues para eso fue construido (Frankl, 1962)Así mismo, el ser humano necesita elevarse por encima de la simple satisfacción de necesidades psicofísicas y dirigirse hacia otras metas de forma autotrascendentea través, por ejemplo de la posibilidad de amar a alguien (y no nos referimos al concepto de amor romántico), de ayudar a los demás, de abrazar una causa, luchar por un ideal, etc.

Promover la trascendencia constituye un poderoso factor de protección para prevenir el vacío existencial y la depresión, porque entre otras cosas, nos capacita para afrontar la adversidad sin declinar, pues como afirma Nietzsche «quien tiene un por qué para vivir, puede soportar casi cualquier cómo».

Es importante entonces, generar en los jóvenes la conciencia de que afuera hay miles de personas que podrían requerir nuestra ayuda y que a veces, se trata simplemente de escuchar a alguien, de ofrecer una palabra de aliento, de estar allí para el otro/a, de promover proyectos y acciones encaminadas a una causa social justa, mejorar el entorno, ser consecuentes con unos ideales ligados a la naturaleza, la salud y el respeto.

  • Generar conciencia de los límites y evitar la ambigüedad (ser claro)

Generar conciencia de los límites significa educar en la libertad, pero con frecuencia, los/las  adolescentes perciben el límite como una amenaza a su libertad. Los límites no imposibilitan la libertad, sino que nos marcan un campo de acción en el que nuestra libertad se puede mover en infinitas formas. Los límites dan a la libertad una orientación y una direcciónEn el establecimiento de los límites es importante evitar tres tipos de errores muy frecuentes en los padres:

El primero es que no existan consecuencias en caso de transgresión de los límites.

El segundo error frecuente es la ambigüedad. Es necesario ser claros y concisos y evitarles así la interpretación a conveniencia de unas reglas de juego difusas. La inconsistencia en las consecuencias es otra forma de ambigüedad.

El tercer error frecuente es la triangulación en la que caen los padres cuando el hijo utiliza una estrategia que podría llamarse » divide y reinarás», por ejemplo, estableciendo una alianza con la madre y generando rivalidad con el padre, provocando así que la madre se convierta en la «buena » y el padre en el «malo». Algunos jóvenes desarrollan habilidades asombrosas para conseguir de esta forma lo que quieren.

  • Promover una comunicación existencial y utilizar diferentes canales de comunicación

Este tipo de comunicación se caracteriza porque no se persigue un resultado posterior, su único objetivo es favorecer el encuentro en sí mismo, es la comunicación que surge cuando le preguntas a alguien “¿cómo te sientes?», o «¿qué te gustaría hacer?», «¿qué te preocupa?», etc. Si nos acostumbramos a comunicarnos únicamente de forma instrumental, es decir, para pedir algo o solucionar una situación concreta, crearemos distancia afectiva y sensación de vacío y soledad.

También existen otras formas de comunicación diferentes a hablar, por ejemplo, sentándose a jugar con ellos/as a algún videojuego, idealmente de trabajo en equipo, ya que implica un «poneros de acuerdo». Para introducir este tipo de comunicación, si no estamos acostumbrados, deberá realizarse de forma progresiva, evitando que el/la joven perciba un cambio brusco y se ponga alerta o sienta que la relación está forzada.

  • Promover el «somos un equipo» familiar

En algunas familias se generan dinámicas de relación que crean un ambiente de individualismo, dándole al joven la sensación de que cada uno está allí como » halando por su lado». Con el paso del tiempo, y a medida que crece la distancia entre sus miembros, las relaciones familiares se convierten en una interacción entre desconocidos a quienes llamamos papá, mamá, hermano o hermana. Por supuesto, es normal y deseable que existan proyectos independientes de cada integrante en una familia, pues de no ser así, las relaciones familiares se convertirían en una especie de simbiosis donde el «yo» sería devorado por un «nosotros» familiar.

Es necesario lograr un equilibrio entre estos dos extremos, evitando tanto el involucramiento enajenante de vivir solamente en función de un proyecto familiar, como el ensimismamiento, también enajenante, de no participar en un proyecto familiar y únicamente tener un proyecto individual. En este punto, considero que es importante hacer una aclaración, y es que en el caso de pertenecer a una familia disfuncional y destructiva, ya no podríamos aplicar esta pauta, sería necesario valorar cada caso de forma individualizada.

Continuando con el propósito que hemos descrito, sería adecuado establecer metas conjuntas, planes de futuro que involucren a todos sus miembros (sin que ello implique una pérdida de la independencia), que incentiven el trabajo en equipo. Otro elemento que convierte a la familia en un equipo, es abrir espacios para proporcionar apoyo y colaboración mutua en la realización de proyectos individuales.

Por último, es importante aclarar como hemos comentado al principio, que las pautas que hemos descrito en este artículo, son orientaciones para familias que muestran interés en prevenir posibles desajustes en las relaciones con sus hijos/as adolescentes así como mejorar aquellas relaciones en las que perciban mayor distanciamiento emocional, aunque es importante cuando se percibe un problema en el comportamiento del/ la adolescente y las relaciones se tornan cada vez más complicadas, pedir ayuda psicológica para analizar y atender cada caso de forma particular.

Referencias bibliográficas:

Felipe Almario, J. (2014). “Una mirada existencial a la adolescencia”. Ed. Manual Moderno.